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El amor es un fruto maduro en todas las estaciones, está al alcance de todas las manos. Se deja tomar por todos y no conoce barreras. No importa dónde estés, en las calles de la India o en Hong Kong, tal vez estas personas tengan hambre física, pero también las que circulan por Londres o New York, ellos también padecen de un hambre que debe ser satisfecha. Todo el mundo necesita amar y ser amado.
Amar es entregarse, olvidándose de sí, buscando lo que al otro puede hacerlo feliz. Si amas, si te das, te enriquecerás a ti mismo. Porque el amor engrandece infinitamente a quien ama, a quien se da, amar entregándose sin reservas.
Cuando sientas que tu vida necesita de amor no le cierres las entrañas ni el calor del corazón. Si el camino se te hace largo, si te cansas bajo el sol, si en tu mano no ha nacido ni la más pequeña flor. Tomate un tiempo, entrégate al amor.
Como lluvia que cae de nuevo después que todo secó. Como flor que empieza a abrirse después que alguien la regó. Así ha sido de mi amor después que mi alma te encontró. Como tierra que estaba seca y un milagro transformó, encontré un jardinero y su mano me regó. Así ha sido de mi amor después que tu corazón me cautivó.
Una espiga dorada por el sol, el racimo que corta el viñador se convierte ahora en pan y vino de amor. Compartimos la misma pasión, somos trigo del mismo sembrador, un molino, la vida, nos tritura con dolor. Como granos que han hecho el mismo pan como notas que tejen un cantar. Como gotas de agua que se funden en el mar. Nuestro amor un cuerpo formarán.
Tu mirada me llenaba de vida aunque algo escondía, tus palabras me brindaban alegrías aunque a veces me dolían, hasta que observé tu sonrisa día a día y ella me demostró que mentías.
Cuándo pensé que había encontrado el amor verdadero él me destruyó y mi corazón comenzó a escribirle las mil formas en que él lo cautivó.
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