Siempre me enseñaron que cuando palpite, palpite con emoción, que el palpitar no sólo me hace más fuerte si no que tendré más capacidad de hacer cosas impresionantes, me cuentan que si dejo de palpitar el vecindario de donde soy y vivo todos morimos. ¡Wow! que necesario soy y que capaz de hacer cosas extraordinarias. Una de las cosas que me despertó la curiosidad entre ellas, es la capacidad de amar. Si, de amar a otros corazones.
Pensé, ¿a otros corazones?, que impresionante imaginar que hay otros igual que yo y me aventuré a conocerlos. En esta aventura me topé con corazones muy dulces y con mucha edad que estuvieron en mi crecimiento y nunca me dejaron de amar. Cuando maduré recuerdo con gran emoción que conocí a un corazón que me gustaba, cada vez que nos escuchábamos palpitábamos más y con el pasar del tiempo nos unimos. En esa relación cometí muchos errores, me dejé llevar por otros corazones y caí en la incansable búsqueda de corazones ajenos.
¡Cuidado! cuando tu vecino (la mente) quiere que hagas algo y tú no quieres ¡estás en problemas! Podemos decir que este puede ser el principio para la guerra de los corazones. Cuando el vecino te domina, entonces empiezas a herir al otro corazón y no le das importancia al dolor, ves como sangra, como llora, como gime lo difícil que se le hace palpitar y no lo sientes, porque en ese momento quien tiene el control es tu vecino, en esa guerra de corazones gana el más duro y ese fui yo. ¡Lo maté!Luego pasas gran parte de tus latidos como en un laboratorio, poniendo a prueba otros corazones y los que laten por ti, los dejas pasar porque lograste ponerte detrás de un muro el que me hizo insensible, ¿cuántos corazones maté?, ¿con cuántos corazones jugué? Ya ni recuerdo. Un día conocí a un corazón me di cuenta que este era diferente, tierno, dispuesto y juguetón. Despertó la curiosidad en mí y me decidí a conocerlo, al paso del tiempo me dije “no es de cuidarse” así que solté mi armadura y salí detrás del muro, me decidí a latir, latir junto a él.
Después de cuatro años latiendo juntos sacó su espada indiscriminadamente y me hirió, me atravesó. Estaba llena de engaños, insensibilidad, codicia y muchas cosas más que no quiero mencionar. Me hirió yo veía como de mi salía sangre, sentía dolor al latir, veía como mis latidos mermaban. Miré a los ojos a ese corazones traicionero y le dije ¿por qué me haces esto? me vio directamente a los míos y me dijo “porque ya no palpito por ti” y otra atravesada más, salí corriendo herido y dejando por todos lados mi rastro de sangre y dolor, hasta que llegué al entorno de ese corazón que palpitó por mi desde que nací, me sanó las heridas, palpitó nuevamente por mí y más duro.
Sentí que no estaba muerto, que por alguna razón continuaba palpitando. Me restablecí, me puse nuevamente mi armadura, tomé mis armas y me escudé en mi muro. Con amargura y cicatrices comencé "La guerra de corazones" donde maté muchos, muchos, muchos, entre ellos estaban algunos buenos, amables, cariñosos, soñadores, jóvenes, adultos, cooperadores, espirituales no me importó quien se cruzaba en mi cruzada de desamor, amargura y odio por las heridas recibidas en aquel cruel encuentro inesperado.
Solté mi escudo y mi espada, comencé a caminar sin armas hasta que un buen día me quité mi armadura y comencé a palpitar rítmicamente con ese corazón, era una melodía llena de sueños, anhelos, alegría, de metas de ayuda mutua, pero… Ese corazón comenzó a cambiar. Palpitaba y sentía que ya no era al mismo ritmo, habían notas que ese corazón no llegaba o no las quería tocar... el ritmo se perdió. Al hablarle se ponía a la defensiva ya no estaba en sintonía. Ese corazón fue clavando dardos de desconfianza, desconsuelo, desánimo, desilusión y mis heridas junto a las nuevas comenzaron abrirse, comenzaron nuevamente a sangrar.
Mis latidos ya no son los mismos porque me duele palpitar, lloró por la pérdida de un corazón que amé, que amo. Lloro con desconsuelo porque sin misericordia me han vuelto a herir y estoy sangrando, estoy perdiendo mucha sangre porque palpité muy duro y fuerte para lograr seguir el ritmo y que este no se perdiera. En esta guerra de corazones nos damos cuenta que sólo muere el que verdaderamente se entrega, deja sus armaduras y sus armas, pero luego lo atraviesan en una emboscada. Miro al cielo y sólo me consuela el saber que todavía mi vecindario tiene vida y respira, que camina con la mirada y el pensamiento perdido.
Estoy tratando de caminar herido y sangrando, traté de buscar ayuda a las heridas para continuar el ritmo. Ahora pregunto ¿por qué corazón me matas?, ¿por qué corazón me aniquilas?, ¿por qué? corazón. ¿Qué te he hecho para que me embosques así?, mírame a los ojos y ve mi sufrir, mira mis heridas y mírame sangrar, mira mis latidos como merman, mira mi dolor, mira si puedes mis lágrimas, mira mi desaliento, mira que me cuesta trabajo respirar.
Lo más difícil de creer corazón, es que todavía ¡te amo!
Este escrito fue dedicado a mi amada esposa Stefanie Vaello, mientras estábamos pasando un momento difícil en la relación, no podía dormir sentía que me quemaba el pecho del sólo sentir nuestra relación en peligro. Es una reflexión de mi vida hasta conocerle, pero desde el punto de vista del corazón.
Miguel Cruz
Mi corazón, vivió lapsos de dolor y se vio envuelto en una capa de oscuridad.... Como una noche sin luna, donde los latidos se iban silenciando lentamente, sumergidos en una gran tristeza, hasta que la aurora entró sigilosa y triunfante.... Anunciando la llegada de un nuevo amanecer con un radiante sol.... Con rayos de luz maravillosos dando esperanzas a este dañado corazón..... Que el amor aún estaba vivo, y que dos corazones volverían a palpitar juntos en una sola y hermosa melodía.
Hoy mi corazón a vuelto a sonreír.
Los sueños, esperanza y fe, siempre han de estar vivos.....El hombre aún no conoce el gran amor y bondad de Dios, que por grande que sean las tormentas, por grande que sean las caídas, y por grande que sea el dolor...Él siempre nos tiende una mano para aliviar nuestras tristezas, y nos muestra caminos de luz.... Para avanzar por senderos seguros y positivos, hacia la felicidad.
Nunca te des por vencid@.....El ser humano aún no conoce sus propias virtudes sus propias capacidades y sus propios límites.....Siempre se puede mas.
La vida continúa, el corazón sigue latiendo......No te detengas...Así como existe la oscuridad de noche, también existe la luz de un lindo día.
Dios nos a dotado de valores y nos ha regalado un bello sentimiento llamado amor....Disfruta, vive y se feliz.
Elías Vergara P.